Muchos quizás conozcan famosas historias sobre del origen del diablo. Existe una que cuenta que al principio era un ángel bueno creado por Dios, pero que por soberbia peco contra él y fue expulsado al infierno. Sin embargo, pocos saben que esa historia no figura en la Biblia que canónicamente tenemos en el cristianismo que desde el 95 d.C., al 367 d.C., se fue desarrollando hasta su cierre final. Esta historia es sacada de los libros apócrifos, es decir, de los textos que no fueron aceptados por la Iglesia, y que nunca formaron parte de las Sagradas Escrituras canónicas. Mas aun: los libros apócrifos cuentan tres historias distintas sobre el pecado del diablo. ¿Por qué hay tres historias? ¿Alguna se encuentra hoy en la Biblia? ¿Cuál de estas tres es la que las iglesias cristianas han aceptado en sus enseñanzas?
Al verse los judíos invadidos por esa creencia, que ponía a dioses y demonios al mismo nivel, se vieron obligados a preguntarse: ¿Son los demonios seres semidivinos? Y se respondieron que no. Que el único ser supremo era Dios. Los demonios eran criaturas inferiores, creadas en algún momento por Dios. Pero esto los llevo inevitablemente hacia una segunda pregunta: ¿Como pudo Dios haber creado seres malvados? ¿Acaso el Genesis no decía que Dios había hecho todas las cosas bien (Gn 1,31)? Por que introdujo espíritus perniciosos en la creación? A esto se respondieron que Dios los creo buenos, como ángeles, y ellos por su propia voluntad pecaron y se volvieron malos.
Esta leyenda se volvió muy popular, y más tarde fue recogida en otros libros también apócrifos, como el Libro de los Jubileos (del año 150 a.C.), el Testamento de los Doce Patriarcas (del año 40 a.C.) y el 2º Libro de Baruc (del año 100 d.C.). Pero ciertos sectores del judaísmo no vieron con buenos ojos este relato. Pensaron que era poco decoroso imaginar un pecado sexual para los ángeles, que eran seres espirituales. había que buscar una falta que se adecuara mejor a su naturaleza.
Ahora bien, los sabios judíos enseñaban que uno de los pecados más dañinos y difíciles de controlar era la envidia. Lo encontramos varias veces en la Biblia. Por ejemplo, en el libro de los Proverbios: ≪La ira es cruel, el enojo es destructivo, pero la envidia es algo irresistible≫ (Prov. 27,4). Y más adelante: ≪La envidia corroe los huesos≫ (Prov. 14,30). O en el libro de Job: ≪La envidia hace morir alnecio≫ ( Job 5,2). Entonces pensaron que el pecado de satanás y de sus ángeles tenía que haber sido la envidia.
Vemos, pues, que a fines del siglo I a.C. circulaban entre los judíos tres versiones sobre el origen de satanás: la del pecado sexual, la de la envidia a Adan y la de la soberbia. Sin embargo, ninguna de ellas quedo registrada en los libros del Antiguo Testamento. Pero, cuando se escribió el Nuevo Testamento, si se incluyó el relato del pecado de satanás. Y nada menos que dos veces. Pero, para sorpresa nuestra, las dos veces aluden a la primera versión: la del pecado sexual.
Schodde, George H. ed. El libro de Enoc con Introducción y Notas. Trad. Laura Herrera. Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2020.
Zaldívar, Raúl. Las fuentes que dieron origen al NT. Barcelona: Editorial CLIE, 2020.